lunes, 12 de septiembre de 2016

La hermenéutica de Gadamer y el psicoanálisis

Abordemos, según lo prometido, la relación de la hermenéutica de Gadamer con el psicoanálisis. No está de más recordar que Gadamer era filósofo, y su producción teórica siempre estuvo enmarcada allí. Quizás por eso, entre otras cosas, que algunos psicoanalistas rechazan la pretensión de que el psicoanálisis práctico sea una hermenéutica, acogiéndose a la definición freudiana de ser una ciencia. Pero ambas posturas, según entiendo, no son excluyentes. Por una parte, la filosofía forma parte constituyente de todas las teorías psicoanalíticas, pese al desconocimiento que de esto pueda tener el mismo creador de la teoría; y no por eso el psicoanálisis (o cualquier otra ciencia) pierde su carácter científico. Por otra parte, la aplicación de la hermenéutica de Gadamer se relaciona con el psicoanálisis práctico, es decir, con la terapéutica analítica, puesto que Gadamer definió su hermenéutica como una praxis y no como un saber teórico. De modo que es a esa práctica a la que me referiré.

Ningún psicoanalista se asombrará si recuerdo que su función principal es interpretar, puesto que así lo postuló Freud desde los mismos comienzos: interpretar lo que el analizando le trae en forma de síntomas, actos fallidos, transferencia o asociaciones libres, que aquel llamaba "retoños de lo inconciente". Ya por allí ya podemos ver la relación con la hermenéutica, que es, precisamente, el arte de la interpretación. Pero... Freud interpretaba a sus analizandos, y así lo continuaron haciendo la mayoría de sus continuadores, desde un saber teórico que fue, precisamente, el que él creó cuando fundó esta disciplina. Muchos de sus continuadores (y Freud mismo a lo largo de su prolífica vida de investigador) hicieron modificaciones a la primitiva teoría, pero siempre la interpretación ofrecida al analizando se basaba, como digo, en una teoría preexistente.

Ahora bien, Gadamer recalca en su obra que la interpretación hermenéutica, siendo una praxis, no se configura desde el saber teórico del intérprete, sino, como lo vimos en la entrada anterior, resulta de la fusión del horizonte de éste con el horizonte del texto (que en nuestro caso serían las asociaciones del analizando), o dicho de otro modo, de la dialéctica que se da entre ambos. De modo que la interpretación al estilo de Freud y de la mayoría de sus sucesores no entraría dentro de la definición gadamariana, y tenemos entonces que preguntarnos cuál, si alguna, es la relación de esta postura filosófica con la ciencia psicoanalítica.

Pero es que resulta que la manera "freudiana" de abordar la terapia no ha sido compartida por todos los autores, y tendríamos que comenzar por su discípulo y amigo Sandor Ferenczi, quien postuló (en contra de la corriente dominante entonces y durante mucho tiempo) que para que la terapia sea útil al paciente, debe involucrar al terapeuta en forma similar a como lo está aquel. "Sin simpatía no hay curación", decía. La propuesta de Ferenczi no fue tomada en cuenta, o fue acerbamente criticada, por sus colegas, partidarios de la "neutralidad" y "abstinencia" del analista. Pero poco a poco ciertos autores comenzaron a revalorizar las propuestas de Ferenczi hasta desembocar en lo que hoy en día se conoce como psicoanálisis relacional (o su variante el psicoanálisis intersubjetivo)

Esta idea de que el analista está involucrado sin remedio en el proceso analítico va más allá del concepto de contratransferencia que desde hace un buen tiempo forma parte ya sancionada de la teoría de la técnica psicoanalítica. Tampoco se tratará, tan solo, de que el analista tenga una transferencia hacia el analizando, en todo igual a la que este tendría hacia él, sino que, para decirlo en los términos de Gadamer, el analista participa sin remedio, aunque lo tenga escindido de su conciencia, con todo su "horizonte", lo que incluye sus teorías, sus prejuicios, su "circunstancia", su historia toda. Y es en la dialéctica de su relación con su paciente que se va construyendo la interpretación que irá clarificando la verdad de este.

Extenso tema el que acabo de abordar, y sin duda polémico, pero me he propuesto no prolongar demasiado las reflexiones de este blog, que pretenden tan solo alertar al lector sobre ciertos puntos quizás desconocidos o novedosos del psicoanálisis de hoy. Dejaré, pues, para otra oportunidad la consideración del problema de la verdad en el psicoanálisis, o una descripción más pormenorizada de las corrientes teóricas relacionales e intersubjetivas. Pero lo que realmente desearía es que los lectores me plantearan a través de sus comentarios, no tan solo los acuerdos, sino muy especialmente los desacuerdos, preguntas y perplejidades que estas breves reflexiones le puedan sugerir. Lo cual permitiría convertir este blog en un modelo de lo que postulaba Gadamer sobre la interpretación hermenéutica.

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