viernes, 4 de septiembre de 2015

Presentación

Presentación

Siendo este el primer trabajo que escribo para este blog, intentaré en primer lugar responder algunas preguntas que pueden surgirle al lector a la vista del título: ¿Por que un blog sobre psicoanálisis? ¿Y qué significa eso de Psicoanálisis actual?  

La primera pregunta puede tener una respuesta simplista: soy psicoanalista y esa es la materia que más me interesa a mí. Es verdad, pero no toda la verdad. Sobre el psicoanálisis se han tejido, desde sus mismos comienzos, multitud de tergiversaciones y malentendidos, gran parte de ellos forjados desde posturas psicológicas rivales, y resulta necesario, todavía hoy, intentar clarificar ese galimatias que oscurece para buena parte de la gente, incluidos los profesionales afines, su certera comprensión. Aunque también es cierto que algunas características propias del movimiento psicoanalítico han contribuido a este estado de cosas.

En cierto momento de su evolución, y como subproducto directo de los numerosos ataques externos y posturas disidentes contra sus teorías en su propio seno, resultó imperativo para Freud crear un movimiento muy cohesionado, uniforme y sólido que garantizara la pervivencia de su doctrina. El hecho de ser Freud judío (así como muchos de sus más tempranos discípulos) no es ajeno a esta actitud que intentaba blindar al psicoanálisis contra sus numerosos enemigos.

El más fiel y efectivo traductor de esta voluntad freudiana fue su discípulo M. Eitingon, quien fundó la estructura tripartita básica de la formación de los psicoanalistas (seminarios, supervisiones y análisis personal), que hasta hoy pervive en todos los Institutos de enseñanza de las diversas Asociaciones que existen en buena parte de los países del mundo occidental y algunos del oriental. Esto se tradujo en una uniformidad, y hasta rigidez, en la enseñanza y práctica del psicoanálisis (en todo el mundo) por muchos años.

Pero ese estado de cosas no duró mucho en realidad: por todas partes comenzaron a proliferar las llamadas "escuelas" (kleiniana, ortodoxa, "psicología del yo", francesa, inglesa, etc.), que si bien no enfrentaron abiertamente la doctrina freudiana fundamental (como sí hicieron los disidentes) introdujeron puntos de vista novedosos y creativos que enriquecieron el corpus teórico y práctico original. Resulta tentador mencionar aquí la concepción epistemológica de T. Kuhn sobre el avance de las ciencias, donde a un período de "ciencia normal" le seguiría una "revolución" donde el paradigma original es cambiado (cambio que es aceptado por la gran mayoría de científicos involucrados). Pero, aparte de la discusión sobre si el psicoanálisis es o no una ciencia, las cosas no han ocurrido así en su seno.

Pese a que la época de las "escuelas" (geográficamente delimitadas) ya ha pasado en la actualidad, una serie de autores y tendencias influyentes ha ido surgiendo (llamados, por ejemplo, neo-kleinianos, kohutianos, relacionales o intersubjetivos, etc.) que complejizan el panorama psicoanalítico en la actualidad porque sus posturas resultan, en muchos casos, contradictorias entre sí. 

¿Qué se hizo de aquella uniformidad que Eitingon logró en el movimiento psicoanalítico en sus primeros años? ¿Qué ha pasado con la primitiva teoría de Freud: sigue vigente o ha caducado?

No es fácil responder a estas preguntas, pues a pesar de la multiplicidad de posturas teóricas y prácticas de hoy, la formación psicoanalítica se sigue rigiendo por los postulados básicos iniciales, y la formación de los psicoanalistas continúa basándose hoy en los esquemas iniciales: la obra de Freud sigue siendo la más profundamente estudiada en los seminarios, la llamada técnica psicoanalítica sigue impartiéndose según los cánones clásicos, el psicoanálisis personal, llamado "didáctico", sigue ocurriendo en forma similar, y hay una serie de "normas" más o menos sacrosantas que el llamado "Superyo analítico" asegura que perduren en la mente de todos los analistas del mundo.

Me apresuro a desmentir la sospecha de que este fenómeno tuviera que ver con posturas más o menos religiosas entre los psicoanalistas. Mas allá de la persistencia de una marca, digamos "judía" (¿"israelita") en el psicoanálisis (cosa que seguramente continúa siendo igual hasta hoy), podemos considerar que tiene que ver con la genialidad de la creación freudiana, cuyas metáforas poderosas no han agotado su poder generativo hasta hoy. Siempre que se tomen, advierto, como metáforas, y no como verdades reveladas.

Pero ciertamente, ya no vivimos en el siglo XIX ni en el XX. Se ha venido a denominar a nuestra época con el calificativo de "postmodernista", y efectivamente mucho de su espíritu variopinto permea, pese a todo lo anterior, el movimiento psicoanalítico actual. Sobre todo esto, y más, pretendo seguir escribiendo, así como traer a este lugar trabajos que me parezcan interesantes, pero por hoy lo dejaremos. Continuaré esta argumentación en una próxima entrega. Los comentarios de los lectores serán, desde luego, bienvenidos y, si es el caso, respondidos.

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